Cuéntame del llover, de los días de mierda y cuchara, de la rara podredumbre del querer cuando no falta nada, porque sé que el saber no sirvió para dañar tus labios y que te sobra todo lo que va después del “yo te quiero” y “yo también” y mi costilla arrancada es nada y cada trino quebrado es nada que ¡¡FUIMOS, SOMOS Y SEREMOS NADA!!
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